Dentro de esta dimensión se debe asegurar la equidad espacial mediante una planificación social que debe contemplar las dimensiones sociales a la hora de facilitar y distribuir el acceso a los recursos de los que se dispongan. Para ello será fundamental fomentar la resiliencia de los territorios. Los diferentes territorios deben estar capacitados para afrontar las adversidades que les puede deparar el futuro, para ello es esencial asegurar el acceso a los servicios básicos en cada uno de ellos. La preservación y mejora del patrimonio urbano, arquitectónico y cultural, debe contar con mecanismos que lo protejan, como una manera de proteger la riqueza de las mismas.
Ello a su vez produce un aumento de la calidad y funcionalidad de espacios públicos y mejora las condiciones de vida. La ciudad debe contar con espacios públicos de calidad que garanticen condiciones de vida dignas para las y los habitantes que la pueblan y que desarrollan en ella sus principales actividades El fomento y la transición hacia una movilidad más sostenible es fundamental ya que el impacto que ésta tiene actualmente en las ciudades es el más relevante y, por tanto, es donde las acciones que se desarrollen supondrán un mayor avance en la mejora en la calidad de vida y el bienestar de la ciudadanía.